Acúsome de no ser un gran lector, por la manía que tengo
de creerme aspirante a escritor aficionado, para evitar influenciar mis
escritos con las ideas de otros. En estos instantes terminé de editar un par de
proyectos, así que me di a la tarea de leer el segundo volumen de la Biblioteca
de Chilenia, “El secuestro de Robles Martínez”, de Pablo Rumel.
Sentí el libro bastante fluido, de lectura fácil. La
historia es llamativa, algo compleja en un principio, pero que luego empieza a
develar una realidad algo extraña. La capacidad de extraer información de los
cerebros de las personas arma un relato entretenido donde las visiones de los
10 cerebros (que no personas, según yo) guiados por el hilo conductor de un
pintoresco personaje nombrado como “el mayordomo”, que en un principio parece
saberlo todo pero que finalmente termina siendo apenas un eslabón más de una
enredada cadena de poder, dan forma a la historia de este atípico escritor
llamado Robles Martínez, de quien logramos saber algo apenas al final del libro.
Sentí el texto influenciado, al menos en la forma, por la
prosa de Baradit. No sé si sea sólo una percepción, pero siento ver en varios
textos de autores emergentes esta influencia. Tampoco me atrevo a decir si ello
es bueno o malo; por lo menos, sentí que en el libro de Pablo Rumel esto queda
circunscrito exclusivamente a la forma, desarrollando un fondo completamente
personal. Así, quien lo lea podrá sentir probablemente dicha influencia sin
sentir que está leyendo a un clon del afamado autor.
En resumen, recomendaría el libro de Pablo Rumel a quien
esté en busca de una historia novedosa y con un final abierto, no exenta de
cabos sueltos que probablemente están en espera de ser atados por el autor en
su siguiente trabajo.
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