En
un lejano punto del universo que hay en la mente, nace una idea. En el
silencio y la oscuridad de las neuronas que sinapsan, en la malla
ilimitada de axones y dendritas, dicha idea toma forma física: redonda.
De idea informe torna a realidad redonda, de proceso pasado a resultado,
de creación a creatura. Y en su naturaleza dicha obra redonda toma una
tercera dimensión pasando a esfera. Una esférica idea en la maraña
electroquímica que gobierna todo lo que pasa y dejar pasar en el cuerpo.
Y
en dicha esfera se genera un caos interno. Y a su nivel dicho caos
resulta en orden interno, generándose cientos de millones de
micrométricas esferas dentro de la esfera que nació como idea.
Y
en cada microesfera un caos propio se genera que tiende al orden. Su
interior (cada interior) se ordena con mayor velocidad, generando masa
(impropia de la idea pero esperable en cada microparte). Sus superficies
permanecen en caos, algo menor que en un principio. Al rato, la calma
llega al caos.
Y como parte de su naturaleza, cada
microesfera de la gran idea esférica, empieza a poblarse de diminutas
entidades, que velozmente evolucionan, mutan, crecen y se distribuyen en
sus superficies. Todos son distintos entre ellos, y en cada microesfera
las condiciones particulares llevan a particulares resultados. Pasa el
indeterminado tiempo, y dichos seres, según su microesfera y su
particular conformación, empiezan a tener conflictos y necesidades, que a
distinta velocidad son capaces de corregir o solucionar. Y cada vez con
mayor velocidad (y a cada velocidad) son capaces de solucionar sus
problemas.
Y así, miles de billones de microseres
nacen, viven y mueren, construyen y destruyen, avanzan y retroceden. Y
cada uno de sus mundos avanza independiente, muchos sin saber que los
otros existen, algunos con la sospecha, los menos con certeza. Y poco a
poco cada planeta empieza a tener historia, y aprenden a usarla para
evolucionar o involucionar.
De pronto el pensador se
distrae, y la esférica idea que gestaba desaparece de su cabeza, y se
concentra en otra. En ese instante, todo lo que conocemos como realidad
desaparece, con nosotros inclusive. Llegó la hora de fundirnos en la
mente universal de nuestro Hacedor...
Etiquetas: Esoterismo